domingo, 26 de agosto de 2012

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO - VERSÍCULOS TIEMPO ORDINARIO


Domingos del tiempo ordinario

Versículos para el Aleluya
(Estos textos pueden usarse en lugar de los que se hallan cada domingo antes del evangelio.)

1. Habla, Señor, que tu siervo te escucha;
tú tienes palabras de vida eterna.
(1 S 3, 9; Jn 6, 68c )

2. Tus palabras, Señor, alegran el corazón, tu enseñanza da luz a los ojos. (Cf. Sal 18, 9 )

3. Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad. (Sal 24, 4b. 5a )

4. Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana.(Sal 26, 11)

5. No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor. (Cf. Sal 94, 8ab)

6. Todos tus preceptos, Señor, merecen confianza, son estables para siempre jamás. (Sal 110, 7b-8ª)

7. Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. (Sal 118,18)

8. Instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas. (Sal 118, 27)


9. Enséñame a cumplir tu voluntad, Señor, y a guardarla de todo corazón. (Sal 118, 34)

10. Inclina mi corazón a tus preceptos, Señor, y dame la gracia de tu voluntad. (Sal 118, 36a. 29b)


11. Por tu bondad dame vida, para que observe los preceptos de tu boca. (Sal 118, 88)

12. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. (Sal 118, 105)

13. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus leyes. (Sal 118,135)

14. Espero en el Señor, espero en su palabra.
(Cf. Sal 129, 5)

15. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. (Sal 144, 13cd)

16. Glorifica al Señor, Jerusalén; él envía su mensaje a la tierra. (Sal 147, 12a. 15ª)

17. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4, 4b)

18. Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla. (Cf. Mt 11, 25)

19. Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando. (Cf. Lc 8, 15)

20. ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto. (Lc 19, 38)

21. La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. A cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios. (Jn 1,14a. 12b)

22. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna. (Cf. Jn 6, 63c. 68c)

23. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me sigue tendrá la luz de la vida. (Jn 8,12b)

24. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las conozco, y ellas me siguen. (Jn 10, 27)

25. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
—dice el Señor—; nadie va al Padre, sino por mí.
(Jn 14, 6)

26. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
(Jn 14, 23)

27. A vosotros os llamo amigos —dice el Señor—, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. (Jn 15,15b)

28. Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad. (Cf. Jn 17, 17b.a)

29. Ábrenos el corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. (Cf. Hch 16, 14b)

30. Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. (2 Co 5, 19)

31. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
(Cf. Ef 1, 17-18)

32. Brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir. (Flp 2,15d. 16ª)

33. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza, dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo. (Col 3, 16a. 17c)

34. Acoged la palabra de Dios, no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. (Cf. lTs 2,13)

35. Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
(Cf. 2 Ts 2, 14)

36. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.
(Cf. 2 Tm 1, 10)

37. La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón. (Hb 4, 12)

38. El Padre, por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. (St 1, 18)

39. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. (St 1, 21bc)

40. La palabra del Señor permanece para siempre; y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.
(1P 1, 25)
41. Quien guarda la palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
(1 Jn 2, 5)

En los últimos domingos:

42. Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos pensáis viene el Hijo del hombre.
(Mt 24, 42a y 44)

43. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. (Lc 21, 28)

44. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
(Lc 21, 36)

45. Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor—, y te daré la corona de la vida. (Ap 2,10c)

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